
Una mañana, Antonia despierta transformada en un hombre, Antón. ¿Cómo enfrentar la vida en semejante estado? Dotada de un innegable atributo viril, tendrá que iniciarse en rituales y formas de la masculinidad: conquista de mujeres, complicidad con otros hombres, visitas a cantinas y table dance... También frecuenta los baños públicos masculinos, cuyos mingitorios le revelan una transfiguración oculta: formas sensuales, caderas, rostros, bocas de voluptuosidad desconcertante... Abierta a su propia y diversa sexualidad, Antonia se preguntará si ser hombre o ser mujer no tendrá que ver con una suerte de actuación, un disfraz. Si la identidad no empieza, más bien, por debajo de la piel. La novela presenta inquietantes fotografías e imágenes de un mundo raramente visitado por el sexo femenino.