«Isaac tiene veinticuatro años y está haciendo la maleta. Le gustaría que su madre dejase de llorar. O que, por lo menos, le explicase por qué no quiere que vuelva al pueblo. Hasta le bastaría con que le dijese que no, que sus recuerdos de niño se equivocan, que no hay sirena alguna en la charca de su abuelo. Pero su madre no hace ninguna de esas cosas, así que Isaac cierra la maleta y se va». Una novelette sobre regresar al hogar, a las calles empedradas y secas del pueblo, a los recuerdos y al silencio. Una novelette sobre tirar de los hilos de una infancia hasta deshilacharla, hasta vislumbrar qué se oculta en las profundidades de un pozo, un pueblo, un verano, una familia. Y sobre actuar (o no) en consecuencia.