
El fin del mundo carecía de nombre propio. El propio Careen Temar había escrito: «no se puede nombrar aquello que no nos pertenece; no se puede nombrar aquello que no existe». La Hija de Careen Temar buscó su hogar. La hija de Careen Temar huyó de su hogar. La hija de Careen Temar fundó un hogar. Esta es una historia de personas sin nombre, que no pertenecen a nadie, que apenas existen en el orden de las cosas tras la gran guerra. Esta es una historia de nombres cuyo eco resuena tras el fin de los tiempos.
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Por la respuesta a preguntas con otra pregunta y retranca, se adivina que vengo de Galicia, sin intención de alejarme del mar. Larga vida a los miércoles de cine y las series de televisión que tienen setecientas temporadas, que están tan bien como esbozar historias en las que lo único que pasa es la vida de los personajes, que intentan no tirar piedras contra las ventanas.