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Con esas premisas, y haciendo gala de un humor que arañaba los buenos hábitos de la burguesía de entonces, cabe entender que la misma Dorothy se convirtiese en personaje, y que su obra se leyera a menudo como la alegre guarnición de una vida dedicada al chiste ingenioso. Los años fueron pasando, y el tiempo ha revelado que esta protagonista indiscutible de las tertulias más animadas del Nueva York de entreguerras, esposa infiel y amante solícita, fue además una escritora de primer orden, capaz de resumir en pocas páginas la hipocresía de una sociedad que crecía a la sombra de un dinero recién estrenado y de unas costumbres que se caían de viejas. Así lo muestran las mujeres y los hombres que deambulan por sus cuentos, seres patéticos que lloran en habitaciones exquisitamente decoradas, flirtean con un empeño digno de mejores causas, o ríen sin ganas en la barra de un bar para olvidar que alguna vez fueron felices. Es más, basta con acercarnos un poco a esas parejas desesperadas y tiernas para darnos cuenta de que la prosa de Dorothy Parker no ha muerto. Al contrario, su protesta es más actual que nunca, su sonrisa aún nos acompaña, su amor por Nueva York cala hondo, y su ironía es el mejor de los regalos en una época de tanta perplejidad. De ahí el placer de poder publicar por primera vez en castellano la narrativa completa de una señora que supo vivir y escribir a la altura de su talento.
Author

Librarian Note: There is more than one author by this name in the Goodreads data base. Dorothy Parker was an American writer, poet and critic best known for her caustic wit, wisecracks, and sharp eye for 20th century urban foibles. From a conflicted and unhappy childhood, Parker rose to acclaim, both for her literary output in such venues as The New Yorker and as a founding member of the Algonquin Round Table. Following the breakup of the circle, Parker traveled to Hollywood to pursue screenwriting. Her successes there, including two Academy Award nominations, were curtailed as her involvement in left-wing politics led to a place on the Hollywood blacklist. Dismissive of her own talents, she deplored her reputation as a "wisecracker." Nevertheless, her literary output and reputation for her sharp wit have endured.