Una peste recorre la costa del Pacífico durante la segunda mitad del siglo XIX. Primero es la fiebre, luego las pústulas y finalmente los bubones. La mortandad en las ciudades costeras es gigantesca y nadie tiene certeza de su origen ni cómo tratarla. A medida que los médicos fracasan y las autoridades dimiten, el fervor religioso aumenta la convicción de que todo es producto de un castigo divino. Y mientras algunos espera su hora, otros como Lucio y Elena intentan sobrevivir ejerciendo trabajos imposibles sin enfermarse jamás. Con una precisión escritural envidiable, Dios nos odia a todos, la nueva novela de Patricio Jara, sitúa el horror de la peste negra en América, no solo para plantear una ucronía, sino para recordarnos que más allá de la ciencia y la razón se esconde una oscura y terrible forma de explicar lo desconocido. Dios nos odia a todos dialoga con producciones anteriores de Jara, como El exceso y Quemar un pueblo, donde el juego con las posibilidades de la novela histórica le permitió encontrar relatos que quebraran el aparente orden y verdad de lo real. Porque la extraordinaria historia que nos narra con maestría el autor, no es solo una anécdota de un pasado posible, más bien es la constatación del miedo que sentimos todos los chilenos por la inminencia de una catástrofe que terminará por aniquilarnos definitivamente.